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María Clara Name es la presidenta más joven que ha tenido el Concejo de Bogotá.
Fotos: Juan Pablo Pino |
Hace seis meses, contra todos los pronósticos, María Clara Name fue elegida Presidenta del Concejo de Bogotá básicamente por ser inofensiva. En medio del tenso ambiente que vivía entonces (y aún vive) la corporación por cuenta del escándalo del cartel de la contratación que ha salpicado a varios concejales, y de las malas relaciones con la Administración, ella era la candidata del Partido Verde que menos resistencia generaba. La escogieron por unanimidad. Tuvo el visto bueno incluso del alcalde Gustavo Petro, que a través de su bancada le ayudó a ganar.
Primípara, de 25 años, sin ruidos alrededor, fue vista como la aspirante más conveniente, la menos incómoda, de una bancada en la que José Juan Rodríguez (hoy en prisión preventiva y acusado por la Fiscalía de ser parte del cartel de contratos) se vislumbraba como el más fuerte candidato. Como les tocaba el cargo, ahí todos querían ser presidentes. Pero La Silla pudo averiguar que, al igual que Rodríguez, ninguno de los otros tres integrantes generaba consenso: Antonio Sanguino por ser visto en ese momento como un opositor férreo de la Administración, Edward Arias por ser visto como muy cercano a la misma y Hosman Martínez por no tener mayor calado en la plenaria.
Hoy la Presidencia que emergió como una tercería y que prometía no causar mayores molestias tiene enredado el proyecto más importante para la Alcaldía en esta etapa: el cupo de endeudamiento del que depende buena parte del Plan de Desarrollo de Petro.
Lo tiene enredado al punto en que hace una semana el concejal de la ASI Juan Carlos Flórez apeló al “recurso de súplica” para que Name agendara resolver una recusación que tiene suspendida la discusión.
Las decisiones de ella frente a esta recusación (que puso contra nueve de sus compañeros el concejal opositor de La U Javier Palacio) han terminado dilatando el debate y dividido las opiniones en los pasillos de la corporación: entre quienes dicen que es inexperiencia de la Presidenta y los que afirman que lo estaría haciendo porque la Administración no le habría cumplido con burocracia.
Los que dicen esto último recuerdan enseguida las suspicacias que se generaron desde el principio de la gestión de la Presidenta alrededor de su padre y la influencia que éste pudiera llegar a tener en el Concejo: se trata del senador del Partido Verde Iván Name: el senador con menos votación del Congreso, elegido con la modesta suma de 10.178 votos y jalonado por los más de 200 mil apoyos que logró su compañera de lista Gilma Jiménez, y quien ahora se quiere reelegir y necesita votos.
La Presidenta más joven que ha tenido el Concejo de Bogotá, además, pasa por una pequeña tormenta mediática por cuenta del receso de casi una semana que se acaba de tomar la plenaria, con el visto bueno de ella. Un festivo largo, de cinco días, en momentos en los que está estancado el cupo y los concejales acaban de llegar de su receso de mediados de año.
Sin contar los duros cuestionamientos que le hacen colegas como el concejal Flórez, quien ha criticado que en dos meses y medio no haya podido resolver lo del reemplazo del detenido José Juan Rodríguez, quien además de compañero de bancada es amigo de Name.
En medio de la pequeña crisis, la concejal se ha quedado un poco sola. Al menos, sin el apoyo de la mayor parte de su bancada: sin Rodríguez porque está preso, sin Sanguino porque se ha convertido en uno de sus más grandes críticos por el tema del cupo y sin Edward Arias, quien le dijo a La Silla que “a María Clara se le olvidó que representa a los verdes y decidió actuar por su cuenta con sus asesores”.
En el Concejo dicen que el asesor estrella de María Clara Name es un familiar suyo llamado Fahid Name quien, sin tener contrato por ser familiar, la acompaña siempre y en todas las plenarias se hace a un ladito de la mesa directiva. “Algunos lo llamamos en broma el Rasputín del Concejo”, nos dijo un concejal independiente. “Donde está María Clara, está él”, agregó por aparte un funcionario de la corporación.
La quisimos llamar para preguntarle por los temas que hacen que llueva sobre su Presidencia, pero fue imposible contactarla. Así fue su giro.
De la frustrada Unidad Distrital al cupo
En la Alcaldía no están nada contentos con las decisiones de Name frente al cupo.
A pesar del consenso que hubo alrededor de su aspiración de última hora, Name llegó a la Presidencia del Concejo bajo la incógnita de si su padre tendría o no influencia en sus movimientos y un episodio, que contó su momento La Silla, evidenció lo que podría pasar.
El mismo día de su posesión recibió un regaño en público de su padre quien se encontraba en la sesión, pues ante una duda jurídica en la posesión del primer vicepresidente del Concejo la Presidenta resolvió levantar la sesión, un asunto que no le gustó al Senador quien le llamó la atención en el salón social de la corporación frente a unos cuantos testigos.
Antes, cuando aún no se vislumbraba que ella podía llegar a ser Presidenta, el Senador Name había hablado con parte de la bancada verde en el Concejo sobre el voto de su hija. Dos fuentes enteradas confirmaron a La Silla que en al menos uno de los casos habría planteado que necesitaba apoyo para su próxima campaña al Senado.
Paradójicamente, al igual que su padre que entró “raspando” al Senado, Name no tuvo segura su curul sino hasta después de los escrutinios en los que apareció ganándole a la candidata Lucía Bastidas por 28 votos. Bastidas entraría como nueva concejal a la curul de José Juan Rodríguez si la plenaria del Concejo declara la vacancia de ese concejal y no le concede la licencia que pidió.
Lo menos esperado en ese momento era que María Clara, quien entonces estaba terminando Derecho en la Universidad de La Sabana, se quedara con las riendas del Concejo a donde llegó advirtiendo que la suya sería una presidencia independiente en la que todos los sectores tendrían garantías.
Como parte de los acuerdos que hizo para ganar, le dio la Dirección Administrativa del Concejo a José Juan Rodríguez. La jefatura de Planeación es de Edward Arias, la Secretaría General de Antonio Sanguino y la Dirección Financiera de Hosman Martínez. Consintió a toda su bancada. Su jefe de prensa es Laura Rojas, hija del parlamentario andino liberal Héctor Helí Rojas, cercano al Senador Name, quien también es de origen liberal.
Hasta ahí todo marchaba bien, hasta que se filtró a los medios que, a espaldas del entonces presidente vocero del Partido Verde, parte de la bancada verde estaba hablando con la Alcaldía sobre participación burocrática en el Gobierno Distrital. Pedían la Secretaría de Ambiente. Puntualmente, en La Silla revelamos que los concejales Hosman Martínez y Edward Arias habían ido a varias reuniones en el Palacio de Liévano.
La concejal Name no fue a las reuniones nunca, pero uno de los asistentes a las mismas le dijo a La Silla que no lo hizo por discreción y que los acuerdos a los que se llegaran contaban con su apoyo. Un asunto que ella nunca ha confirmado y que La Silla tampoco pudo precisar.
En cualquier caso, la Presidencia del Partido Verde se negó a entrar en la Unidad Distrital de Petro y la Secretaría de Ambiente quedó en manos de Néstor García, un progresista quien sin embargo es el papá del Secretario General del Partido Verde, Néstor Daniel García, lo que generó la expectativa en algunos concejales verdes de tener puestos en esa cartera.
“Algunos hablamos con Néstor (García, el Secretario de Ambiente) y no se comprometió a nada con nosotros, más bien nos dijo que las cosas estaban difíciles, y eso no deja de generar desilusión porque todo el mundo dice que esa Secretaría es de los verdes”, le dijo un concejal de esa bancada a La Silla.
Otro concejal, pero progresista, explicó la situación así: “Petro aceptó que los verdes participaran en el Gobierno, pero los verdes estaban divididos y finalmente no aceptaron. Se nombra a Néstor García, pero no como cuota de ellos y por eso algunos sienten que no les han cumplido”.
Pasado este episodio es que sucede el enredo del cupo de endeudamiento.
Ahora que la plenaria aceptó el impedimento de Name respecto a la curul de José Juan Rodríguez, el vicepresidente José Arthur Bernal (Cambio Radical) tendrá que decidir si declara la vacancia o le da una licencia al procesado concejal.
Name siempre ha dicho que sus decisiones será independientes de su padre, el Senador Name.
Luego de varios tire y afloje con la mayoría opositora en el Concejo, a principios de junio el Alcalde logró que el cupo de endeudamiento fuera aprobado en comisión (Petro lo pasó por 4,3 billones de pesos y le aprobaron 3), pero luego no pudo ser votado en plenaria en las extras que citó el Alcalde especialmente para ello y hoy, 10 días después del comienzo de las sesiones ordinarias, sigue sin estar en la agenda esa votación.
Por supuesto, y según lo han dicho funcionarios de la Administración como el Secretario de Hacienda, entre más se dilate la aprobación del cupo más se dilatan las obras previstas para hacer con esos recursos, como por ejemplo la troncal de Transmilenio por la avenida Boyacá. Sobre todo teniendo en cuenta que tener el cupo es el primer paso y que luego se deben gestionar unas disponibilidades presupuestales.
Una recusación en masa que el concejal opositor Javier Palacio (de La U) puso contra nueve de sus compañeros, por haber votado el cupo en primer debate sin aclarar si tenían algún tipo de interés en el proyecto, es la razón principal del estancamiento. Esa recusación fue presentada a mediados del mes pasado y aún no ha sido resuelta. Por eso el debate sobre la iniciativa está suspendido.
María Clara Name decidió que no la resolvería la plenaria, sino que trasladó el asunto a la Procuraduría de una para que ahí conceptuaran quién debía resolver si los nueve concejales recusados podían seguir participando en el debate del cupo.
El progresista Carlos Vicente de Roux, uno de los recusados, cree que ese paso pudo ser apresurado y que la Presidenta en ocasiones “es rehén” de los opositores Palacio (el recusador) y Darío Fernando Cepeda, de Cambio Radical y quien también quiere hundir el cupo de endeudamiento. Cepeda desmintió a La Silla que ahí exista algún tipo de alianza para hundir el proyecto.
Por su parte, un funcionario del Concejo, conocedor de la corporación, explicó que la recusación no estuvo plenamente sustentada y que por eso ha podido dársele trámite “eficazmente” en la plenaria el mismo día en que fue presentada. Name ha dicho en medios que decidió pedirle concepto a la Procuraduría porque ya una vez, cuando ella se declaró impedida para decidir sobre la curul de su compañero José Juan, la plenaria había declarado que no era superior jerárquico para juzgar a los concejales.
En cualquier caso, el paso de la recusación y la posterior consulta al Ministerio Público congeló el debate del cupo al punto en que se acabaron las extras citadas para votarlo, el pasado 31 de julio.
No obstante, el 29 de julio había llegado a la plenaria del Concejo la respuesta de la Procuraduría Regional de Cundinamarca diciendo que esa plenaria, es decir, todos los concejales, eran superior jerárquico y por lo tanto podían votar la recusación de Palacio a sus compañeros.
¿Por qué no se votó la recusación y se continuó con el trámite del proyecto? El 31 de julio, el día de la clausura de las extras, Name le dijo a la corporación en pleno que la Procuraduría les daba hasta 10 días hábiles para estudiar las respuestas de los recusados y votar las recusaciones. Sin embargo, tomarse los 10 días hábiles no era obligación.
Por eso cuando comenzaron las sesiones ordinarias fue que el concejal Flórez dijo en micrófono que apelaba al “recurso de súplica” para que el trámite que va a destrabar el cupo de endeudamiento fuera por fin agendado. Pero entonces vino el festivo largo que se tomó el Concejo la semana antepasada (la decisión la tomaron los voceros de las bancadas en reunión con la Presidenta), con el visto bueno de la Presidenta que tiene la potestad de convocar plenarias cuando lo considere, incluso en domingos y festivos.
La plenaria volvió el jueves pasado, pero ese día se tomó para votar el impedimento que Name presentó en mayo pasado para decidir sobre la curul de José Juan Rodríguez (el cual finalmente fue aprobado ayer sábado). Y el viernes hubo una sesión plenaria especial con la participación de los cabildantes estudiantiles.
En total, se han realizado cuatro plenarias desde que la Procuraduría dijo que el Concejo era competente para decidir sobre las recusaciones y nada que se vota el asunto, que está programado para mañana lunes y promete descongelar el cupo de endeudamiento.
Habrá que esperar a ver qué ocurre. En defensa de las actuaciones de Name, el opositor Cepeda -quien además viene de ser Presidente del Concejo- dice precisamente que “no es una Presidencia sencilla y veo que María Clara se está tratando de asesorar bien jurídicamente”. Incluso un progresista la ha defendido: el concejal Diego García quien en medio de una discusión por el tema de la recusación destacó el trabajo “arduo” de Name y agregó que “el cupo no es una angustia para el Alcalde Mayor”, aunque del cupo sí depende en buena parte el Plan de Desarrollo de Petro.
El concejal Flórez, desde otra orilla, opina: “Ella ha dado lugar a la suspicacia en un Concejo que está en deuda ética con la ciudad”.